El 'hubiera' no existe.
Jungkook ya se iba con Jongsuk. Para Jimin no fue molesto hacer pasar el tiempo, de hecho, fue ameno. Lo disfrutó. Volvió a sentir lo que es reír con alguien que te comprende, ¿o alguien que te complementa?
Ambos ojiverdes despedían a los castaños desde la puerta de su casa. No entraron hasta que los perdieron de vista. Dicho y hecho, Jarin entró primero, Jimin detrás ella.
La ojiverde se deshacía de su coleta, dispuesta a subir a su habitación, pero Jimin no le iba a dejar el camino fácil.
-Ey, tú. Ven acá -llamó su atención con un tono serio-. No creas que te estás escapando de esto, señorita.
Jarin sonrió de forma inocente. Pasos cortos y lentos fueron los que la llevaron hasta donde su padre la esperaba.
-¿Qué pasa? -fingió inocencia.
Jimin sonrió, su hija podía ser cínica cuando quería.
-Dime que se cuidaron -acomodó los cabellos de su hija detrás de su oreja-. Todavía no quiero ser abuelo.
Mucho menos quería ser abuelo de un Jeon.
-Sí... -jugó con su labio-. No nos olvidamos de eso.
Jimin asintió satisfecho. Eso era lo único que quería saber y que le permitiría dormir. La tomó de las mejillas, besando su cabeza.
-Perfecto, amor. Eso fue todo.
La cara de su hija le hizo saber que esperaba algo más que sólo esas palabras.
-¿Y ya? ¿Eso es todo?
Jimin asintió sin interés, despreocupado.
-¿Qué más te diría?
Jarin se encogió de hombros y se acercó a él.
-No lo sé, tal vez me pudiste haber dicho que estaba mal, o que no lo hiciera. Me hubieras prohibido ver a Jongsuk o no sé.
-¿Y para qué? ¿Para que no te importe y lo vuelvas a hacer? -rió-. Amor, tuve tu edad. También hacía cosas así, entonces no tengo problema mientras sean responsables.
Al parecer esas fueron las palabras mágicas para que la menor se sentara en el sofá de la sala, cruzando sus piernas sobre la superficie. Subiendo y bajando sus cejas.
-¿Qué hiciste? ¿Qué pasó? ¿Los abuelos te descubrieron?
Jimin sonrió con diversión por las preguntas de su hija. Parecía tener mucho interés en ello.
-¿De verdad quieres que te cuente esa parte mía? -Jarin asintió emocionada. Jimin rodó los ojos, sentándose a su lado. Jungkook llegó a su cabeza, y entonces, su historia comenzó-. Tenía diecinueve años, mi novio era de la misma edad...
-¿Cómo se llamaba?
-Junghyun.
-Bonito nombre. ¿Era lindo?
-Mucho.
-Bien, sigue.
-Tus abuelos trabajaban desde temprano hasta tarde. Yo pasaba la tarde solo en casa. Un día se me hizo fácil faltar a la escuela y decirle a... Junghyun que tampoco fuera, pero lo esperaba en casa...
✧✦✧
-¿Cómo jodidos se te ocurre ir a casa ajena a tener relaciones, Jongsuk? -Jungkook alzaba la voz, con su vista en el camino.
Claramente Jongsuk no podía salvarse del sermón de su padre.
-Es que Jarin me dijo que su papá no iba a estar y yo... Bueno tú... siempre estás en casa.
Jungkook negó.
-Hoy no estuve en casa.
-Yo no sabía.
-¿Qué te pasa en la cabeza? Sabes la jodida vergüenza que me dio cuando Jimin... -carraspeó su garganta-. El señor Park supuso lo que estaban haciendo cuando llegamos. ¿Uhm?
-Papá, yo...
-Papá, yo... -lo imitó con voz boba-. Piensa un poco, hijo.
Tiró de sus cabellos cuando un semáforo se puso en rojo.
-¿Usaste condón? Estoy muy joven para ser abuelo.
-Sí, papá. Lo usé -rodó los ojos.
-¿Bien? ¿Revisaste que no estuviera caducado? ¿Si venía en buen estado? ¿Lo abriste con los dedos? Dime que no usaste los putos dientes para abrirlo, Jongsuk.
-Todo está bien, ¿sí? ¿Así de paranoico eras en tus tiempos cada que tenías sexo con alguien?
Jungkook guardó silencio.
Porque su hijo había dado en el clavo. Siempre fue descuidado en ello porque no era frecuente que se acostara con mujeres. Y con hombres, bueno, tenía una relación muy seria con Jimin, donde sabía que estaban limpios y no había riesgo ni de una enfermedad, como mucho menos de algún embarazo. Así que había veces que decidían no usarlo.
-Ahí tienes tu respuesta.
-Al menos yo no iba a casas ajenas.
«Claro que lo hacías. Cinco veces tuviste que salir por la ventana de Jimin.»
-Bien, lo siento papá. No vuelve a pasar.
-Te advierto una cosa, jovencito. Respeta a Jarin.
✧✦✧
Los días y semanas pasaban, Jungkook ansiaba por saber cuando su hijo visitaba a Jarin, para usar de excusa el ser buen padre que lo deja estar hasta muy tarde en la casa de su novia, después pasar por él y llegar un poco antes de tiempo, logrando que Jimin lo invite a pasar a su casa, ya fuera a ayudarlo a preparar la cena, platicar entre ellos o ver alguna cosa en la televisión.
No eran pláticas benéficas a su relación, sino, tan sólo poniéndose al día con cosas de trabajo o de sus hijos. Jamás de ellos. Algo les decía que todavía no estaban en la posibilidad de abrir esa brecha sin salir ilesos.
Era el día de visita de Jongsuk a Jarin. Jungkook alisaba su camiseta, justo frente a la puerta de Jimin.
Llevaba un nuevo corte, el cual, se le complicaba peinar. Más corto a lo que estaba acostumbrado; su cabello peinado hacia atrás, con excepción de un pequeño flequillo que podría decirse, estaba partido a la mitad, casi en forma de un libro abierto. Lográndose ver formal e informal a la vez.
La puerta fue abierta por un Jimin apurado. Dándole una mirada rápida antes de quitarse de la puerta y dejando que Jungkook la cerrara.
-Pasa. Sírvete lo que quieras, ya sabes dónde está todo -el rizado se sentó en el comedor, volviendo a su laptop, poniéndose sus lentes para evitar dañarse los ojos con la luz del computador-. Jarin y Jongsuk están arriba haciendo no sé qué. Aunque escucho gritos desafinados, entonces creo que están cantando.
Jungkook asintió, sentándose a su lado en el comedor.
-¿Ocupado?
Jimin asintió, cerrando sus ojos como si se estuviera quedando dormido.
-Llevo toda la tarde haciendo portadas y contraportadas de libros. Me dejaron todo al final. Debo terminar cinco y apenas llevo tres.
-¿Para cuándo son?
-Mañana por la tarde.
-¿Quieres que te ayude?
-Dudo que sepas de esto, Jungkook.
-Tengo buen ojo -alzó sus hombros-. Dime tus ideas y yo como un simple mundano y persona consumista, te daré mi opinión.
Jimin rodó los ojos, aún así aceptó.
Explicaba la trama de la siguiente novela, los colores y el estilo que debía llevar, todo a petición del autor. Jungkook a un lado de él, con la mínima distancia entre ellos. Su cabeza casi sobre el hombro del rizado, mirando cada detalle en la edición que creaba en su laptop. Jungkook señalaba pequeños detalles, los cuales, Jimin se encargaba de corregir y perfeccionar.
Podía sentir nuevamente el aliento cálido del contrario sobre su cuello. Poniendo sus vellos de punta. Tal cual pasó esa vez en el baño del restaurante.
Cada vez que hablaba, Jimin debía hacer el más grande esfuerzo por no torcer el cuello a un lado y cerrar sus ojos para dejarse llevar por la reacción de su cuerpo.
-¡Listo! -Jungkook alzó la voz. Jimin dio un respingo en su lugar-. Yo leería ese libro por la portada.
Cuando se inscribió en la universidad para su carrera, la misma que ejercía. Justamente la había imaginado así en su futuro.
Jungkook ayudándolo con su buen gusto, y Jimin confiando en él.
De las miles de portadas que imaginó a su lado, al fin tenía la primera.
-Papá, ¿sabes si el señor Jeon ya lleg... -Jarin no terminó de decir la frase porque ya veía a ambos adultos muy juntos en la mesa del comedor.
Jungkook dio varios pasos hacia atrás, enderezando su espalda mientras rascaba su nuca y veía a alguna otra parte de la casa. Por el otro lado, Jimin guardaba el documento en sus archivos, actuando como si estuviera concentrado en su trabajo, y no en ocultar su rostro tras la pantalla.
-Acaba de llegar. Me ayudaba con su opinión de gama de colores -sonrió con inocencia.
-Hola, Jarin -Jungkook la saludó, cordial como siempre.
La menor agitó su mano, sonriendo con dulzura.
-Hola, señor Jeon. Jongsuk está bajando, no tarda.
El mayor asintió guardando sus manos en los bolsos de su pantalón. Se balanceaba sobre sus pies, esperando a que su hijo se dignara a bajar.
No podía decir ni hacer nada. No frente a Jarin, porque le hizo una promesa a Jimin. Aunque, maldecía esa promesa. Jungkook quería aprovechar cualquier oportunidad para poder estar con la persona a quien más amó.
Jongsuk bajó.
-Listo, vámonos.
Jimin se levantó de la silla, ambos Park los siguieron hasta la puerta. Aunque, Jarin saliera hasta el jardín para abrazar y besar a su novio un alrededor de cuatrocientas veces, según Jimin.
Los mayores ya estaban acostumbrados a ellos, era la parte más incómoda para Jimin, porque justo ese momento era el que Jungkook aprovechaba la distracción de sus hijos para retarlo con la mirada, o con pequeños comentarios.
El sonido de un celular llamó la atención de ambos. Jimin sacó su celular del bolsillo trasero de su pantalón, sonrió el leer la notificación. No tardó en teclear una respuesta y volverla a guardar.
Jungkook frunció su ceño. ¿Quién le mensajeaba? ¿A quién le sonreía?
-¿Quién es? -no dudó en preguntar.
-Alguien -se encogió de hombros con una sonrisa satisfecha. Su mejor amigo, Hoseok enviándole un mensaje tonto para molestarlo.
-¿Un amigo?
Jimin rodó los ojos.
-¿No es mucha información para ti? -Jimin hacía lo mismo siempre. Limitando a Jungkook lo más que pudiera. Sin darle el poder de entrometerse de más en su vida privada.
-Quedamos en que seríamos amigos - le dolió decirlo en voz alta.
-Y estoy de acuerdo. Pero no todos los amigos se cuentan todo.
Jungkook estaba por decir algo más, pero Jongsuk lo llamó detrás para irse. Jimin sonrió y lo despidió con su mano.
Jarin pasó al lado suyo, dejando un beso en su mejilla como despedida, para después refugiarse en los brazos de su padre.
Jungkook no podía con tanto. Moría por decirle que aún sentía lo mismo que antes cada que estaban cerca.
A regañadientes entró al auto, arrancó el motor y se alejó de su casa.
Por su parte, Jimin al entrar a su casa y su hija subiera a ponerse la pijama, se permitió pegar la espalda en la puerta, suspirando con alivio. Volviendo a sentir el aire entrar en sus pulmones.
Jungkook le ponía las cosas difíciles. Pero no podía bajar la guardia.
¿Lo seguía odiando? No, tan sólo, ya no era fácil tener sentimientos por él con tantos años perdidos, sus vidas en teoría hechas y sus hijos saliendo. Era eso, y la nueva sensación instalada en su pecho desde la primera disculpa de Jungkook.
Culpa. Era culpable por hacerlo estar en una relación con amor forzado, por arruinarle la vida a Jongsuk y Jarin respecto a sus madres. Por actuar como un cobarde, evadiendo cualquier obstáculo y tan sólo enfocándose en huir.
Era culpable porque Jungkook era el mejor maldito hombre para él. Sin importar nada, Jungkook seguía tratándolo con el mismo cuidado y delicadeza. Y él, lo trató como la mierda.
No, Jungkook no seguiría siendo para él.
Sin tan sólo hubiera dejado que Jungkook lo tomara del brazo y lo obligara a escucharlo. Si no lo hubiera evadido en todos esos encuentros en el pasillo. Sin sólo hubiera...
Pero, el hubiera no existe.
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